VULNERABILIDAD DE LAS UNIDADES DE PRODUCCIÓN DE CAFÉ AL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA REGIÓN SUR SURESTE 

Daniela Figueroa, Mauricio Galeana, Dalia Lagunes 

El cambio climático está planteando desafíos a la agricultura y la silvicultura en todo el mundo. La región de América Latina y el Caribe (ALC) se considera especialmente vulnerable debido a su exposición a fenómenos meteorológicos extremos y a las condiciones socioeconómicas que predominantemente ponen en riesgo a las poblaciones (Gould et al. 2015). Existe una relación recíproca entre el cambio climático y la agricultura: la agricultura contribuye significativamente al cambio climático de múltiples maneras y el cambio climático tiene un impacto negativo en la agricultura. La disponibilidad de agua (por intensidad y frecuencia) actuará cada vez más como un obstáculo para la producción. 

Las proyecciones climáticas de grandes áreas ayudan a discernir tendencias a gran escala útiles para la planificación y las políticas a nivel nacional y estatal (Henareh et al. 2016). Los modelos climáticos regionales sugieren un aumento de 2°- 5°C en la temperatura media anual para la región ALC para la década de 2080 (Karmalkar et al. 2013). Sin embargo, existe ambigüedad por las diversas predicciones que se tienen; por ello, investigaciones recientes destacan la necesidad de análisis más explícitos a escalas regionales para comprender el grado de vulnerabilidad específico de los sistemas de cultivo (Mase & Prokopy 2014; Brown 2016). 

El concepto de vulnerabilidad ha sido una poderosa herramienta analítica para describir estados de susceptibilidad a daños, la marginalidad de sistemas tanto físicos como sociales y para guiar el análisis normativo de acciones para mejorar el bienestar a través de la reducción del riesgo (Adger, 2006). La vulnerabilidad regional revela los efectos diferenciales del clima sobre la sociedad, por ello es imperativo el estudio de las causas y la distribución de los impactos del cambio climático en los sistemas agroproductivos a partir de considerar la compleja interacción de los factores ambientales, sociales, económicos y políticos involucrados en cada región o área geográfica (Torres et al., 2011). 

México es considerado un país muy sensible al impacto del cambio climático a nivel social, económico e institucional. Dependiendo de la región, se espera una pérdida parcial o total de la producción agrícola debido a inundaciones, sequías o huracanes. El país está inmerso en Mesoamérica, una de las regiones más vulnerables del planeta por la interacción y dinamismo de factores sociales y ambientales. Dentro de los factores ambientales destaca el crecimiento de la incidencia de los huracanes y la sensibilidad de la biodiversidad y los ecosistemas a los abruptos cambios en el clima. Socialmente, la dependencia de la población a actividades como la agricultura, y los altos niveles de pobreza y marginación son los principales factores que promueven la vulnerabilidad de las poblaciones (Gutiérrez, 2010). 

Como el segundo producto más comercializado en el mundo, solo por debajo del petróleo, el café es enormemente importante para los millones de personas que dependen de él directa e indirectamente para su sustento. La producción de café se ha extendido a 70 países en los que es cultivado predominantemente en regiones montañosas por pequeños agricultores de recursos limitados (ICC 2009). De esos países solo el 10% aportan la mitad de la producción mundial. Para hacerse una idea de la influencia del grano como medio de vida es importante señalar que su 

producción fluctuó en más de 100 millones de sacos de 60 kilogramos, con un valor estimado de 10 mil millones de dólares en el 2013 (COMCAFE, 2013). 

El cambio climático que se espera en el transcurso del siglo XXI puede afectar la productividad de diferentes cultivos agrícolas, incluyendo el café. Camargo (2010), menciona que la variación anual de la producción de café está relacionada principalmente con la variación climática, debido a que los factores climáticos afectan el desarrollo de las fases fenológicas del cultivo. Por ejemplo, el proceso de la fotosíntesis se limita cuando se produce el estrés hídrico, debido al cierre de estomas y a la reducción de actividades fisiológicas de la planta. Otro factor climático que puede reducir la productividad son las temperaturas extremas del aire, menores a 4 °C ocasionan el amarillamiento de las hojas y muerte de tejidos y brotes, mientras que temperaturas mayores a 30 °C reducen la fotosíntesis y provocan perdidas de flores (Pérez & Geissert, 2006), lo que resulta finalmente en una disminución de la cosecha. 

Teniendo en mente que México es uno de los principales productores de café a nivel internacional (décimo productor mundial de café), y es considerado uno de los países altamente vulnerable ante el cambio climático, estudiar la vulnerabilidad asociada a las unidades de producción del café se hace relevante y oportuno; especialmente en la región sur sureste en la que predominan altos niveles de pobreza y marginación, cercanía a la costa (mayor exposición a fenómenos meteorológicos extremos) y una larga tradición agrícola basada en el cultivo de café (principal región cafetalera del país). En esto último destaca el estado de Chiapas como el principal productor de café en México, con un volumen de 383,060 toneladas en 2016 (SAGARPA-SIAP, 2016). 

Los cafetales se dan principalmente bajo sistemas que mantienen la cobertura vegetal sobre el suelo, reduciendo con ello los problemas de erosión, escorrentía; manteniendo la humedad en el sustrato, estimulando la dinámica de los nutrientes en el suelo y promoviendo la conservación de la flora y la fauna (Díaz et al., 2015). La producción cafetalera en Chiapas tiene un valor agregado: a través de esta actividad se establecen relaciones clave entre México y Centroamérica que contribuyen al desarrollo al generar miles de empleos en las plantaciones, el procesamiento y la comercialización del producto que a su vez promueve la captación de divisas (SAGARPA-SIAP, 2016). 

Las particularidades en la producción de café dependen de la variedad usada y el tipo de mercado al que se quiera acceder para la comercialización del grano. Dentro de los requerimientos agroecológicos del cultivo se considera la radiación solar, la temperatura, la lluvia en cantidad y distribución a lo largo del año, la altitud y el fotoperiodo, como factores determinantes para el crecimiento y la producción (Soto et al., 2001). Además, la viabilidad de un cafeto depende de un elemento morfométrico importante del relieve: la pendiente, pues su acentuación (pendientes abruptas) hace extremadamente difíciles las labores para el establecimiento del café, al promover la erosión de los suelos y reducir los rendimientos por perdida de fertilidad y procesos de remoción en masa (Cortés, 2011).